Estimado Álvaro. Un agitador responde al nuevo técnico de turismo del ayuntamiento de Caspe.

Tuvimos un encontronazo con el nuevo técnico de turismo del ayuntamiento de Caspe. Habíamos denunciado en un artículo lo que creíamos que era una situación irregular y el interesado nos respondió a través de El Guadalope con un escrito en el que quisimos ver mucha mala leche y algunos puntos de vista equivocados. Hoy uno de los miembros del Consejo de Redacción de El Agitador responde de forma personal a dicho escrito. Esperamos que con ello las cosas queden mucho más claras, aunque a nosotros no nos importa seguir hablando de las contrataciones a dedo en Caspe y su comarca y si es necesario seguiremos explicando nuestras razones.

Estimado Álvaro:

Lo primero de todo disculparme por haber tardado en responder. Sé que lo estabas esperando y que no tengo excusa pero, lo creas o no, he tenido serios problemas para enfrentarme a tu artículo. A pesar del lógico interés que, como miembro del Consejo de Redacción de El Agitador, debería haberme generado, lo cierto es que la primera vez que intenté abordarlo ni siquiera  llegué a la mitad. La segunda, atravesé el ecuador pero me quedé dormido más o menos cuando terminabas de desgranar tu extenso currículo. Creo que fue a la tercera o a la cuarta cuando conseguí llegar a las citas que le ponen fin pero para entonces tus incondicionales ya habían dejado sus habituales mensajes de apoyo e, inevitablemente, mi percepción se vio condicionada por ello. Permíteme que te diga, sin que te ofendas, que el artículo me ha resultado largo, farragoso y redundante. He echado de menos una estructura narrativa clara, que fueras al grano, que nos dijeras sin tapujos qué es lo que pretendías con él. Demasiados párrafos. Demasiada mala baba. Demasiadas invocaciones al “yo”. Aún ahora sigo sin saber si el articulo era una defensa o un ataque, si querías mostrarte elegante o grosero, si buscabas demostrar a tus convecinos que realmente merecías tan discutido puesto de trabajo o solo aspirabas a exhibirte en público como una persona vanidosa y engreída. Incluso ahora, mientras escribo esto, sigo lleno de dudas. Pero también son muchas las certezas que me provocó su lectura. Sobre ellas quiero hablarte.

La primera es que tienes demasiados prejuicios. Cargaste una parte importante de tu rabia sobre las espaldas de uno solo de nuestros compañeros. Creíste que todo era obra suya, de un francotirador escondido tras una firma colectiva al que anular vomitándole encima tus méritos académicos, de un conejo asustado al que atontar con tu juego de luces, cortas y largas, cortas y largas. Y te equivocaste. No fue él. O no fue solo él.  Yo le dediqué mucho más tiempo y energía. Pensándolo bien, no estuvo mal que te confundieras. Tus prejuicios, tu falta de olfato, tu precipitación en ponerle cara y ojos al conejo, nos han ayudado a comprenderte mejor. ¿Aportaba algo a tu discurso abusar de las descalificaciones,  tacharle de “aspirante a literato”, o recurrir a cursiladas como “agitador agitado”? ¿Desde cuándo eres tú quien reparte los carnés de escritor en nuestro pueblo? ¿De verdad que un tipo que cuenta por decenas las matrículas de honor es incapaz de interpretar el artículo sobre la presencia de un caspolino en un concurso de la tele como lo que realmente es, un chiste, y no como un ataque a nuestros vecinos? ¿El comisario de tantas y tantas exposiciones, el autor de libros y reseñas, no siente estallar la vergüenza en sus mejillas cuando lee algo tan repelentemente cutre como “muchos alcañizanos vienen a Caspe cuando son fiestas, y muchos moteros que van a Motorland también se hospedan y compran en comercios de Caspe” escrito de su puño y letra en referencia a una pequeña sátira sobre la participación de Cerezo en Masterchef? No puedo creer que no te dé vergüenza haber escrito eso porque a mí, como mero espectador, sí me ha dado vergüenza leerlo. Aunque, claro, la otra posibilidad es que, habiendo captado perfectamente el sentido del artículo, hayas acusado a nuestro compañero de atentar contra la convivencia entre pueblos, a sabiendas de que no decías la verdad, únicamente para asestarle un golpe bajo. Lo cierto, querido Álvaro, es que ambas opciones te dejan en muy mal lugar. Elige tú mismo. ¿Prefieres pasar por manipulador o por corto?

La segunda certeza es que estás absolutamente sometido a los caprichos de tu ego. Nunca antes había asistido a una exhibición de egolatría  tan impúdica y poco afortunada. Confieso que, a priori, me pareció casi admirable que contestaras a nuestro artículo. El que da la cara se honra. Pero enseguida me di cuenta de lo equivocado que estaba. Párrafos como “Además cursé esa carrera en cuatro años (la mayoría lo hace en cinco)… La acabé en junio en primera convocatoria. Es decir, que no dejé ninguna asignatura para septiembre. Y lo hice con una nota media de sobresaliente y dieciocho matrículas de honor.” o “he realizado alguna ponencia relacionada con nuestros focos de atracción turística, he publicado artículos (Además de en “El Guadalope”, prensa comarcal y un periódico italiano) en publicaciones como el Boletín del Museo Provincial de Zaragoza, la Revista Digital de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, etc, etc… con ISSN e ISBN todos…” consiguieron hacerme reír como hacía tiempo que no reía. Sencillamente no podía dar crédito a lo que leía. Resulta que el tipo al que acusan públicamente de haber trincado un curro por enchufe tiene el coraje de plantar cara a las acusaciones y en ese momento estelar en el que las cámaras le enfocan, los focos le iluminan y todos permanecen mudos a la espera de la actuación de su vida lo que hace es comportarse como un niño malcriado en una tienda de chuches, como una choni en las rebajas de Primark. Quiero esta y esta y esta y esta. Yo, yo, yo y yo. Es como si al final de “El Guardaespaldas”, justo en el momento estelar, cuando empieza a sonar “I will always love you”, Whitney Houston se hubiera tirado un pedo. ¿Cómo has podido dejar que tu ego te arruinara un momento tan bónito? ¿No te das cuenta de que no hay nadie en el mundo capaz de empatizar con alguien que se exprese en los términos en que tú lo haces? ¿De verdad crees que la mejor manera de reivindicarte ante los cientos de caspolinos que dudan del proceso por el que has obtenido tu puesto de trabajo es arrojarles a la cara tus grandezas? ¿De verdad crees que así van a cambiar de opinión, que así se van a poner de tu lado?

La tercera de mis certezas tiene que ver con tu probada incapacidad para la estrategia. Analiza tu texto, Álvaro. ¿Qué fue lo que lo provocó? Exacto, en El Agitador partíamos de la tesis de que muy probablemente tu puesto de trabajo había sido conseguido de forma poco ortodoxa. ¿Qué te achacan todos los que, según tú, te atacan desde ese “vertedero donde han ido a parar todas “las inmundicias de Caspe””? Exacto, que tu carrera profesional está llena de enchufes, dedazos e irregularidades. ¿Qué es lo que pretendías con tu escrito? Exacto. Dejar las cosas claras y poner a cada uno en su sitio. O sea, que hasta Carlos Floriano, el Luisma del PP, hubiera sido capaz de ver cuál era el camino a seguir, qué cosas convenía subrayar y cuales era mejor evitar. ¿Por qué entonces cometes el grave error de culminar tu artículo con un párrafo tan torpe como  “Para concluir tengo que expresar mi gratitud a todas y todos aquéllos bienpensantes (sic) que me han felicitado…, que tal vez no tengan tanta presencia en red (sic) porque trabajan, emprenden y no están tan ociosos”? Pero hombre, eres tú el que se supone que necesita “ayudas” para pillar curro, no nosotros. Nosotros, con nuestros mediocres currículos, llevamos un montón de años currando en distintas cosas o al menos intentándolo. Personalmente llevo más de veinte jugando en la liga de la vida real. Ya sabes: jefes, horarios, nóminas, irpf, hijos, hipotecas… Y qué decir del conejo al que intentaste atropellar: negocio propio, hijos, empleados, préstamos, horas de curro por un tubo… y otro de nuestros compañeros en El Agitador anda todo el verano cogiendo fruta por esas fincas de Dios… No puede ser que tú, precisamente tú, te permitas vacilarnos con eso. Coño, Álvaro, pudiendo descalificarnos de mil maneras, tienes que elegir precisamente la que más te descalifica a ti. Pudiendo despedirte de escena como John Wayne en “Centauros del Desierto”, como un héroe que ha cumplido su misión, digno, altivo, entero, lo que haces es nombrar la soga en casa del ahorcado, volver a llamar la atención sobre aquello que se te reprocha. Entenderás que la pregunta que tengo que hacerte es la lógica consecuencia de ese balón que has dejado botar en el centro del área pequeña: ¿Y tú? ¿Has emprendido muchos negocios, has trabajado en empresas privadas, has cotizado muchos años a la Seguridad Social, te has emancipado haciéndote cargo de una familia, tienes un oficio reconocido? Eres tú mismo quien lo explica: siempre en Caspe o comarca, siempre con dinero público y siempre en épocas en las que gobernaban aquellos que te son afines. Ni siquiera puedes ampararte en la perfecta idoneidad para el puesto, eso de que “soy Licenciado en Historia del Arte, una carrera universitaria que estudia básicamente el Patrimonio histórico artístico… Vamos, que conozco bien el patrimonio, y más el de mi propio pueblo” porque, como tú mismo apuntas, también trabajaste en la Oficina Municipal de Información al Consumidor (aunque solo pones las siglas, O.M.I.C.) y en ningún momento reseñas una Matrícula de Honor en Derecho de los consumidores, ni siquiera una triste licenciatura en Derecho, o un semestre como meritorio en una gestoría. Me duele que cometas tantos errores, Álvaro, después de haberte esforzado tanto. Y más me duele que todavía no conozcas esa dulce sensación que proporciona el hecho de no tener que preocuparte por quién ganará las próximas elecciones municipales para llevar un plato de lentejas a casa. Nosotros tenemos muchos defectos y carencias pero la conocemos bien. Y por eso estamos tranquilos.

La última de mis certezas es que has emprendido el camino equivocado. Lo primero que se me ocurrió al leer el relato de tus matriculas, idiomas, trabajos y exposiciones fue: ¿Qué coño hace este tío queriendo ser técnico de turismo en Caspe? La gente con currículos como el tuyo tiene aspiraciones mucho más elevadas. Es lo suyo. Y, con esfuerzo y dedicación, suele colmarlas. Millones de personas han alcanzado el éxito profesional con mucho menos. Aquellas a las que conozco con currículos como el tuyo las puedes encontrar en universidades, museos, empresas o fundaciones. O escribiendo en prensa nacional, editando libros de peso o comisariando exposiciones en ámbitos mucho más adecuados para el arte que la Casa Barberán de Caspe. O, al menos, peleando por ello. ¿Qué es lo que te ha pasado, Álvaro? ¿En qué momento te desviaste del camino? ¿Por qué te conformas con las migajas cuando deberías aspirar a un buen chuletón? ¿Por qué solo te esfuerzas en pasarnos por los morros lo brillante que eres y no en sacarle de verdad partido a tu brillantez? ¿Por qué te empeñas en nadar guardando la ropa sin tener en cuenta que eso no resulta posible? Ese arranque de dignidad pequeñoburguesa es realmente muy cutre. Al final, te critiquen o no, la plaza ya es tuya. Toma el dinero y corre. Agarra bien la pasta y no mires atrás, no pierdas ni un minuto en intentar convencernos de que encima eres el más indicado para el puesto. Sabes que no vas a conseguirlo y, además, ¿qué importancia tiene? Tienes la pasta, que es lo que querías, y hasta las próximas elecciones municipales cualquiera te toca. En un sitio u otro acabarás mientras los tuyos puedan decidir. Te has vuelto a equivocar otorgándole valor a lo que digan tus vecinos. Al fin y al cabo es muy fácil seguir el razonamiento general de esos cientos de caspolinos que, como nosotros, piensan que tú no deberías sentarte en la oficina de turismo de Caspe. Se trata de unir tres puntos con una línea. 1. Álvaro Clavero es el principal apoyo del CPC en los medios de comunicación comarcales. Su columna semanal es un publirreportaje tanto de la línea ideológica como de la praxis política de la agrupación de electores. No hay crítica ni hay fisuras. 2. Con la llegada del verano y el cumplimiento de los cien días del tripartito en el gobierno de Caspe se han producido diversos movimientos en la estructura de personal del Ayuntamiento que, cuando menos, resultan sospechosos por tratarse de personas vinculadas por evidentes lazos familiares, políticos o de amistad con algunos de los miembros del tripartito. 3. Álvaro Clavero es uno de esos movimientos. Es bien fácil. ¿Esperabas acaso que nadie acertase a trazar esa línea, que nadie lo fuese a ver con claridad? Quizá si tú hubieras sido el único habrías podido pasar más o menos desapercibido, pero aquí las cosas se hacen a lo grande y hay muchos más en tu mismo caso. ¿Creías de verdad que iba a bastar con airear tus matriculas para dejar a todos con la boca abierta y que se olvidasen del asunto? Esto no funciona así, querido. Tienes que elegir entre el dinero y el honor. Si quieres la pasta te tienes que tragar el orgullo. Podrás exhibir tus notas y podrás insultar a los desalmados que se atreven a dudar de ti o a aquel “que me devolvió el material traspapelado y con alguna hoja de menos” (qué niño eres, Álvaro, qué niño) pero no podrás evitar que la gente analice la situación y extraiga sus propias conclusiones que, sospecho, te van a gustar muy poco.

Sería injusto que terminase sin reconocerte también algún mérito. Dices algo en tu artículo que es muy cierto: Tu caso no es el primero ni el único. Eso lo tenemos clarísimo. Tan claro como que ello no te exculpa. Nosotros no tenemos nada contra ti ni como vecino ni como ciudadano. Vuelves a equivocarte al tomar nuestra iniciativa como un ataque personal. Esto es solo un ataque a lo que creemos que representa tu contratación. Ni cuestionamos tu valía ni la legalidad del proceso por el que fuiste contratado. Es más, estamos convencidos de que es perfectamente legal porque sabemos cómo contrata la Administración en España y no somos tan ilusos como para pensar que sea ese el problema. Lo que nosotros cuestionamos es su legitimidad, su ética y su estética. Formas parte de un “pack” de nuevos perceptores de nóminas pagadas con dinero público cuya relación directa con los políticos del tripartito es en algunos casos descarada y me temo que muchos de tus afortunados compañeros ni siquiera podrán justificarse con un expediente repleto de buenas calificaciones. Si aceptas esta situación pasas a formar parte del problema y quedas automáticamente expuesto a las críticas de todos. No te quejes, entonces.  Debe quedar claro también que esto no es un ataque a los partidos del tripartito sino que es un ataque a todos los partidos que históricamente han realizado y aceptado este tipo de prácticas en nuestra ciudad, que son casi todos. Lo que queremos es que esto acabe, que la “costumbre” de enchufar a los nuestros termine de una vez por todas y para siempre, que todos tengan las mismas posibilidades a la hora de optar a un puesto de trabajo pagado con dinero público. También tú, Álvaro, gobierne quien gobierne.

Fíjate que te reprochaba al principio lo largo que me resultó tu artículo y al final he acabado escribiendo tanto como tú. Siento haberme hecho un poco pesado. Acabo ya y, para que veas que, efectivamente, los agitadores no tenemos nada contra ti, voy a hacerlo echando mano de una cita, algo que detesto profundamente y que nunca hago. Y lo voy a hacer en honor a ti, que he visto que te gustan bastante. Entré en tu feisbuk para ambientarme y vi que eres fan de Amaya Montero. A modo de mano tendida me despido con la letra de una de sus canciones más emblemáticas en la etapa de La Oreja de Van Gogh esperando que sepas apreciar el gesto: “Tienes talento y cultura, manos bonitas y estudias francés, cantas, actúas y pintas, escribes poemas, todo lo haces bien. Has nacido artista lo sé se te nota en la cara tienes mucho poder. Firma aquí abajo y verás como cambia tu vida, es muy fácil ganar. Eres la reina del pop, una vida sin nombre un montón de ilusión.”  ¡Coño, parece que ni escrita a propósito!

Jesús Cirac

Acompañamos el vínculo al articulo en el que Álvaro Clavero respondía a El Agitador en El Guadalope.

http://elguadalope.es/2013/07/09/de-nuevo-en-el-punto-de-mira/comment-page-1/

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