La falacia de la educación bilingüe

Mucho se está hablando últimamente sobre la introducción de programas bilingües (español-inglés) en el sistema educativo nacional, o incluso “monstrilingües” en algunas comunidades autónomas. Me gustaría dejar claro desde un principio que soy un firme creyente en la enseñanza de idiomas (faltaría más, con eso me gano las judías), pero lo que se está haciendo en España, en mi humilde entender, es un enorme despropósito.

Empecemos clarificando el término CLIL, el Santo Grial de la educación actual, y que no es otra cosa que el Aprendizaje Integrado de Contenidos e Idioma en sus siglas en inglés. En otras palabras: CLIL es enseñar algunas asignaturas (Sociales, Naturales…) en inglés para que así el uso del inglés sea significativo y se aprendan a la vez tanto los conceptos de las asignaturas como las habilidades lingüísticas del idioma extranjero.

Ball da una buena lista de ventajas de este tipo de aprendizaje, pero también resume a la perfección los problemas que algunos críticos han alegado en su contra. Entre ellos destaca el uso de CLIL como un arma política, sin considerar sus auténticos beneficios educativos. Innumerables políticos, con poca o nula experiencia en educación, están intentando apuntarse un tanto por cualquier política relacionada con la promoción de la enseñanza del Inglés.

David Graddol, en Clil debate questions and answers (2005), destaca como las expectativas creadas en CLIL, a un nivel político, son generalmente muy irrealistas y las transiciones, “cuando no son completamente financiadas, cuando son puestas en práctica aprisa y corriendo”, tienen el potencial de convertirse en un fiasco educativo. No cabe duda de que la implementación de CLIL debería ser considerada como un proceso a largo plazo, incluso “treinta o cuarenta años” citando a David Graddol de nuevo, y no simplemente algo que se puede empezar de la noche a la mañana, o, con otras palabras, durante el mandato del partido político de turno. Con un poco de ironía, podríamos incluso añadir: ¿a quién le importa si es un fracaso en los próximos años?… posiblemente el partido de la oposición estará en el poder y lo culparemos del mismo.

El paradigma de este arsenal político lo encontraríamos en la ley que el gobierno autonómico valenciano aprobó con la intención de enseñar la asignatura de Educación para la ciudadanía en inglés. Dicho gobierno aseguraba que la decisión se había tomado teniendo en cuenta sólo razones educativas, aunque parece bastante claro que no fue más que una maniobra política diseñada para retar al gobierno central por sustituir esta asignatura por la tradicional de Religión.

Otro de los problemas enumerados por Ball es la formación del profesorado. Graddol (2005) menciona “la imposibilidad de convertir el mundo entero en hablantes de inglés en una sola generación”, principalmente debido a la falta de profesores adecuadamente formados y capacitados. Esta afirmación es más incuestionable en esta España nuestra que en ninguna otra parte del globo. La primera dificultad a la que nos enfrentamos es el bajo nivel de inglés que la gran, grandiosa, mayoría de los profesores de secundaria muestran; no sólo profesores de diversas materias, sino probablemente profesores de Inglés también (yo me encontré con no pocos durante mi educación). Supongo que esto no es simplemente un sentimiento personal; en La Vanguardia (webiografía) se puede observar una encuesta en la que el 93% de los encuestados responden nanay a la siguiente pregunta: ¿Cree que los profesores de secundaria tienen un buen nivel de inglés?

Ibañez (2013) comenta que sólo el 80% de los profesores de secundaria cumplen los requisitos exigidos, un nivel B2 de acuerdo al Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL), para poder enseñar sus asignaturas en inglés. Sin embargo, este porcentaje parece extremadamente optimista si consideramos el artículo de Gutiérrez (2013). Ella argumenta que un profesor que ha alcanzado un nivel B2 raspado tiene una habilidad lingüística ligeramente superior a la requerida a los estudiantes de secundaria cuando terminan el instituto (nivel B1) y, ni de lejos, tiene la competencia y el dominio para gestionar una clase funcional en inglés. De nuevo, estamos saltándonos, o pasándonos por el forro, pasos importantísimos en el proceso de puesta en funcionamiento de un programa CLIL efectivo. No deberíamos comenzar a aplicar CLIL hasta que los profesores estén realmente preparados y, en el caso español, no da la impresión de que la Escuela de Idiomas provea a los potenciales profesores con las necesarias habilidades lingüísticas. Entonces, quizá no sea demasiado descabellado esperar hasta que se cree una estructura adecuada para la formación del profesorado, en vez de comenzar con lo puesto, cualesquiera sean las condiciones del sistema educativo en el presente.

Algunos políticos parece que piensen que lo que funciona en otros países debería, sin lugar a dudas, funcionar en el nuestro, independientemente de las circunstancias. Hay varias razones por las que CLIL en inglés ha tenido gran éxito educativo en naciones del norte de Europa, mientras que en otras latitudes estamos bastante lejos de sus logros.

Primero de todo, en los países en los que el idioma local pertenece a la rama germánica, por supuesto, los estudiantes tienen una mayor facilidad para “pillar” la lengua de forma más rápida. Cuando en CLIL están involucradas dos lenguas romances (español, catalán, gallego, rumano, portugués, italiano, etc.) el proceso se facilita y se acelera exponencialmente, ya que los estudiantes pueden comprender (tanto oralmente como por escrito) textos auténticos desde el mismo principio.

Segundo, los países del norte de Europa están expuestos continuamente al inglés desde que gatean: todas las películas y series se muestran en versión original. Por el contrario, en España, somos unos artistas del doblaje y los estudiantes no se ven expuestos a ningún formato audiovisual en inglés, a menos que realicen un auténtico esfuerzo. Belinchón (2011) explica que en 2011 el porcentaje de espectadores en cines de versión original sobrepasaba por los pelos el uno por ciento.

Tercero, y en parte como consecuencia de los dos puntos anteriores, en los países del norte de Europa, donde los programas con características de CLIL fueron introducidos hace ya bastante tiempo, la mayoría de los profesores tienen un alto nivel de inglés. Dronkers (1993) explica que el camino de la educación en inglés en los Países Bajos empezó a pavimentarse allá por 1989. El sistema holandés es ya un adulto con más de veinte años a su espalda, mientras que el sistema español está dando sus primeros pasos tambaleantes; sin embargo, todos están esperando que crezca exponencialmente, en vez de a un paso constante, y que alcance el mismo nivel que su hermano mayor norte-europeo en un par de años. Me parece que del primer batacazo ya no va a haber quien lo levante.

Como conclusión, larga vida al jovencito CLIL… pero concedámosle el suficiente tiempo para su desarrollo y crecimiento, ofrezcámosle suficientes recursos y dejemos que sea gestionado por educadores y no por políticos arribistas.

Aquí se acabaría el artículo, pero no he podido reprimirme de introducir un listado de películas educativas que han causado sensación… o que están a punto de estrenarse:

La pésima educación. Al principio de la película, el protagonista (juraría que se parece a Ortega y Gasset) comienza una revolución en las aulas con la siguiente arenga: “Para enseñar a un nivel de veinte, el profesor debería tener unos conocimientos de cien. El profesor debería ser mucho más que un transmisor de tristes listas de vocabulario; de hecho, es un modelo en todo lo que hace y cómo se expresa. Estamos llevando una educación deteriorada por tantas reformas como cambios de gobierno a un punto sin retorno”. ¿Podrá nuestro héroe luchar contra los todopoderosos políticos cambia-leyes?

La maldición del Parque Jurásico. Funcionariado de por vida como base del sistema educativo español. Un profesor de los malos malísimos, un auténtico villano, hace todo lo posible para que lo despidan… pero ni por esas. Una vez pasadas las decimonónicas oposiciones se ve abocado al aumento de salario anual sin tener que demostrar sus capacidades docentes. Toda una maldición.

Vade Retro. A una cabeza iluminada le da por pensar que quizá podríamos invitar a profesores nativos (adecuadamente capacitados) a que enriquecieran nuestro sistema educativo; quizá incluso los profesores de aquí podrían irse para allá y volver en unos años perfectamente preparados. Afortunadamente, varios superhéroes agrupados en sindicatos “solidarios” siempre están ahí para defender el statu quo, gracias al poder concedido por nada más y nada menos que las Santísimas Oposiciones.

– El joven Bob Esponja y los mitos primarios. En un mundo lejano los niños son tratados como tontetes, en vez de como auténticas esponjas lingüísticas. Su educación bilingüe en idiomas extraterrestres es garantizada por un corpúsculo local al que no se le exigen las más mínimas nociones de pronunciación. En nuestro planeta nadie lo creería, pero sí, acceden al puesto sin ni siquiera ser entrevistados. No se olviden los pañuelos: toda una tragedia en la que una generación completa llega a los quince años diciendo “the car is red” siguiendo los dictados del gran gurú de los idiomas Paco Martínez Soria.

Ya para acabar, la verdad es que me gusta tener siempre la razón, pero ojalá esta vez esté completamente equivocado.

 Sergio Ferrer Giraldos

Bibliografía

Ball, P.: Content and Language Integrated Learning. FUNIBER

Coyle, D., Hood, P. & Marsh, D. (2010). Content and Language Integrated Learning. (Cambridge University Press).

Dronkers, J. (1993): The Causes of Growth of English Education in the Netherlands: Class or Internationalisation?  European Journal of Education. Vol. 28, No. 3, Cross-Cultural Competence in a Changing World (1993), pp. 295-307
Published by: Wiley

Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación.  (2002)  Madrid.  Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Webiografía:

– Belinchón, G. (2011): La versión original languidece. El País.

            http://elpais.com/diario/2011/06/10/cine/1307656802_850215.html

Clil debate questions and answers (2005). The Guardian.

http://www.guardian.co.uk/guardianweekly/story/0,12674,1464384,00.html

 

– ¿Crees que los profesores de secundaria tienen un buen nivel de inglés? (2013)

 La Vanguardia.

http://www.lavanguardia.com/participacion/encuestas/20130716/54377585151/profesores-secundaria-tienen-buen-nivel-ingles.html

 

– Educación para la ciudadanía.

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2008/10/15/actualidad/1224021608_850215.html

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2008/09/17/actualidad/1221602402_850215.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/07/25/opinion/17565286.html

– Graddol, D. (2005): Spoken everywhere but at what cost. The Guardian.

http://www.guardian.co.uk/theguardian/2005/apr/20/guardianweekly.guardianweekly11

– Gutiérrez, M. (2013):  Hay profesores de inglés en secundaria que sólo tienen el nivel de First Certificate.  La Vanguardia.

http://www.lavanguardia.com/vida/20130713/54377483139/profesores-ingles-secundaria-first-certificate.html

– Ibáñez, M.J. (2013): El ochenta por ciento de los profesores no tienen nivel para dar clase.  El Periódico.

          http://www.elperiodico.com/es/noticias/educacion/los-profesores-tienen-nivel-para-dar-clases-ingles-2432229

 Bandera

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