Me has pedido que escriba, y aunque parezca un contrasentido, lo voy a hacer para decirte que no puedo. No puedo escribir. Quizás sea porque no sé, no quiero o no puedo, pero lo cierto es que no lo voy a hacer. No lo entiendas como un desprecio, que no lo es. Te explico.
Podría tratar de hacer un artículo de opinión, pero opinando sobre qué, ¿sobre temas de actualidad?, ¿sobre lo que todos sabemos y conocemos?. No vale la pena.
En algún lugar leí que más allá de cierto límite, hay solo un medio de luchar contra la bajeza humana: cambiar nuestro papel de víctimas por el de observadores. Pues eso, solamente pretendo ser observador.
Dicen que se convierte en neurótico todo aquel que persigue estas dos cosas a un tiempo: ser uno mismo y adaptarse a la colectividad. Tengo cierta edad, me doy cuenta de esto porque tengo muchos, muchos, demasiados recuerdos, y por tanto algo de experiencia. Al hablar de esto me vienen a la memoria los versos de Juan Ramón Jimenez: “Juventud divino tesoro, te vas para nunca más volver, cuando quiero llorar no lloro, y a veces lloro sin querer”. Esto, que al leerlo hace tiempo no entendía su significado, pues es lo que me ocurre ahora, lo cual significa que ya no soy joven.
Como ves, un artículo de opinión no puedo escribirte.
Escribir sobre Historia, sí, con mayúscula, que como sabes es un tema que me apasiona, pues tampoco. Dicen que no existe la Historia, que lo que existen son los Historiadores, como puedes ver otra vez con mayúscula, que son los que nos la enseñan y comentan.
Voy a contarte una anécdota que me ocurrió no hace mucho tiempo. Casi a mediados del pasado mes de noviembre, una tarde que tenía que pasar un rato de espera, decidí entrar en un bar a tomar un café. La espera, como todas las esperas, aunque no en tiempo, en sensación, se me hacía larga, por eso tomé el periódico para hojearlo y así tratar de que el tiempo transcurriese más rápido. Pongo hojearlo, porque hace ya tiempo que decidí no leer prensa ni ver informativos, se me enciende la sangre, pero aunque no quieras, tanto nos insisten que al final te enteras sin querer de las noticias. Dejé de hacerlo porque simplemente no quería estar desinformado. ¿Has visto cosa igual, que la información nos desinforme?. ¡Qué contrasentido!.
He aquí el hecho. Aparecía una noticia sobre los bienes aragoneses que, en circunstancias nada claras han ido desapareciendo poco a poco de Aragón. Trataba sobre la cesión que desde Lérida se había hecho del sarcófago o cenotafio de doña Isabel de Aragón y Monferrato, para una exposición que se celebraba en Balaguer (Lérida) tratando del tema del condado de Urgel. He puesto sarcófago o cenotafio, porque documentalmente no he podido saber de que se trataba, si de una caja para enterramiento, o de un monumento funerario que no había contenido cadaver alguno.
Pues bien, al hablar de doña Isabel de Aragón y Monferrato, “dueña” o “señora”, monja del Monasterio de Sijena, el periodista de Heraldo de Aragón, en este caso tendría que ponerlo con minúsculas, pues este era el periódico, decía que doña Isabel había sido esposa de Jaime de Urgel y priora del monasterio. Aquí tendría que poner con muchos signos de admiración para darle mucho énfasis lo de ¡¡¡mandan cojones!!!, pero, y aunque este escrito sea coloquial, no quiero hacerlo, porque aunque sea mal hablado, no quiero ser mal escrito. Pero, es que, ¡¡¡mandan cojones!!!.
Desde mi poco saber quiero hacerte algunas puntualizaciones. Y quiero hacerlo desde el dolor, porque me duele que se trate así al Monasterio de Sijena. Monasterio al que mi pueblo perteneció durante seis siglos, y por tanto mis antepasados. Y al igual que ellos contribuyeron a su explendor, cuando lo hubo, o a su decadencia, cuando le llegó, yo quiero respetar su memoria tratando de evitar estas falsedades sobre su Historia.
Isabel de Aragón y Monferrato, fue la que hizo el número cinco de los hijos de don Pedro, Conde de Urgel, y de Margarita de Monferrato. Su hermano Jaime, el que fuera conde de Urgel a la muerte de su padre (1408), fue el sexto. Queda claro que era su hermana. De su esposa te hablo ahora.
Jaime, se casó con su prima Isabel, hija de Pedro IV el Ceremonioso y Sibila de Fortiá, por lo cual fue cuñado del rey don Martin (viene a cuento por lo del Compromiso de Caspe).
Isabel de Aragón y Monferrato, nunca, jamás, fue priora del Monasterio de Sijena. Que si su hermano Jaime hubiese sido nombrado rey en el Compromiso de Caspe quizá ella hubiese sido, como hermana del rey, elegida priora, tal vez. Pero esto es simplemente una suposición.
Ahora mi pregunta. ¿Qué ocultos intereses existen en nuestra tierra para cambiar nuestra Historia de esta forma?. Esto no es un error del periodista, es una manipulación vergonzosa de la misma.
Hablando de esto. Viene a mi memoria un artículo, a doble página, en el mismo periódico, del cuadernillo de un domingo de hace unos pocos años en el que se trataba de las plazas de toros aragonesas. Había que leer lo que ponía sobre la de Bujaraloz. Guardo el cuadernillo pero tendría que tenerlo enmarcado. Otra vez ¡¡¡mandan …!!!.
Y otra pregunta. ¿Si lo que conozco me lo cuentan así?, ¿será porque todo lo que me dicen los medios de comunicación sufre el mismo tratamiento?. Tú mismo. Porque, que nuestros vecinos cambien, tergiversen y manipulen la Historia, y se hagan su historia, ésta es con minúscula, lo entiendo, tienen sus intereses independentistas, pero también les diría que la tierra es tierra en todas partes, que la verdadera patria es la Libertad. ¿Acaso por ser esclavos de nuevos amos se gana algo?. En este caso también se podría decir que la cultura nos hace más libres.
Ya ves pues que no sé por qué, pero no puedo escribir. Tendría que hacerlo desde la tristeza, y no me gustaría.
He comenzado diciendo que no podía escribir, y como ves lo he hecho, pero vale.
Compañero, perdona pero vuelvo a repetirlo por última vez. No puedo escribir.
Un abrazo.
Nos vemos.
Carmen J. Mar
