¿Y ahora qué hacemos con los enchufes? El Agitador inicia su tercera temporada.

Por supuesto que los socialistas colocaron a los suyos en el Ayuntamiento de Caspe mientras pudieron. A estas alturas ni se nos ocurre pensar que alguien pueda creer que lo de enchufar a sobrinos y amiguetes se lo acaban de inventar los del Tripartito. Ese es uno de los principales reproches históricos que debe hacérsele al PSOE: no haber tenido el coraje de romper con una tradición que hunde sus raíces en la noche de los tiempos a pesar de haber tenido la legitimidad y la fuerza suficientes para ello. Uno de los grandes fracasos de eso que se ha venido en llamar “Cultura de la Transición” ha sido, precisamente, no haber cortado de raíz con esas prácticas oprobiosas de las que tan bien se valió Franco para apuntalar su poder incluso en los niveles más ínfimos de la Administración y la sociedad civil. De eso sabemos mucho los caspolinos.

¿Que a qué viene esto? En relación a la polémica levantada durante este verano a propósito de la política de contratación de personal por parte de los partidos que integran el Tripartito caspolino nos ha llamado mucho la atención que las críticas que han recibido nuestros artículos han ido dirigidas no tanto a negar la veracidad de lo que denunciábamos, ni siquiera a matizarlo o justificarlo, como a acusarnos de parciales, y cuando menos de agentes a sueldo de los socialistas, por no haber denunciado previamente esas prácticas cuando eran ellos quienes las  llevaban a cabo. Si, para poder hablar, lo que se nos exige es que con carácter previo metamos a todos en el mismo saco, no tenemos inconveniente en dejar bien claro nuestro rechazo a TODA formación política que tenga por “costumbre” repartir los puestos de trabajo pagados con dinero público entre sus familiares y afines. Sea cual sea su color. Y ahora que tenemos el saco lleno, hablemos de lo que pasa.

Y lo que pasa es que las últimas contrataciones de personal realizadas por el consistorio caspolino resultan como mínimo sospechosas. Ya saben, primos, sobrinos, hijos, amigos, voceros. Más allá de la legalidad de los procesos de contratación (no, en eso no vamos a entrar) los caspolinos de a pie se formulan determinadas preguntas y extraen sus propias conclusiones. También nosotros. Y lo que hacemos es publicar esas conclusiones. Y lo que ocurre después nos deja impresionados. Nunca antes uno de nuestros artículos de temática local había sido leído tan masivamente. ¿Qué pasa aquí? Nos decimos. Parece que no somos los únicos que sospechan. Parece que el tema interesa mucho. Parece que, después de todo, la gente no es tan tonta.

¿Y por qué no os movilizasteis cuando el anterior gobierno municipal colocó a este y a aquel? Se nos reprocha. El Agitador debutó en sociedad a finales de noviembre de 2011, con la anterior corporación ya en marcha. En un principio, la intención de los miembros de su consejo editorial era evitar los escollos de la política local. Lo nuestro es otro rollo, nos decíamos. Y en eso hemos estado. Merodeando cerca de la actualidad política para volver de inmediato a esos cerros de Úbeda en los que tanto nos gusta pacer. Pero también nos gusta que la gente nos lea. El año 2012 fue poco agitado, la verdad, pero con la llegada de 2013 la cosa se animó. La moción de censura presentada por el tripartito PP-CPC-PAR a principios de año ha supuesto un cambio extraordinario en la escena política local y se ha manifestado como un jugoso tema del que no podíamos mantenernos alejados. Si bien, como caspolinos y aragoneses y españoles, estamos acostumbrados a los enchufes, lo cierto es que nunca habíamos presenciado algo tan abiertamente descarado como lo ocurrido en Caspe en los últimos meses. Nosotros ni tenemos capacidad ni voluntad de andar repasando las listas de contratados por la Administración para ver a quien cazamos. Sabemos cómo funciona el mundo porque ya no somos críos y asumimos que determinadas cosas nunca cambian pero pensamos que las contrataciones realizadas, y seguramente las por realizar, por el actual equipo de gobierno municipal traspasan el límite de lo aceptable y, simplemente, lo decimos. Nada nuevo. Nada raro en democracia. Es verdad, el año pasado no dijimos nada. Pero es que no ocurrió nada que pueda compararse a esto.

¿Y ahora qué? Pues, nada, lo de siempre. Como Homeland, El Agitador inicia su tercera temporada con muchos más lectores y amigos, con más fuerza, con nuevos colaboradores y hasta con secciones nuevas, dispuesto a seguir siendo lo que siempre quiso ser: el portavoz de una asociación cultural nacida en el seno de la sociedad  caspolina. Ni más, ni menos. No queremos ser martillo de herejes ni oposición política de nadie. Ni vamos a presentarnos a las elecciones ni aspiramos a aposentarnos en ningún sillón. Para eso ya están otros y nosotros no vamos a hacer su trabajo. El nuestro se ciñe a observar, obtener información y extraer conclusiones para compartirlas con todos ustedes en la creencia de que ello ayuda a mejorar la sociedad. Desgraciadamente, lo que percibimos es que el enchufismo se encuentra incrustado en lo más profundo de nuestro ADN democrático y que arrancarlo va a costar grandes esfuerzos. Pero también hemos percibido que en una situación tan catastrófica como la actual la sociedad se halla más concienciada que nunca para exigir su erradicación. Nunca Caspe había contado con tantos jóvenes bien preparados y difícilmente podremos aspirar a que su buena preparación redunde en el beneficio de Caspe si no somos capaces de asegurarles, no ya un puesto de trabajo, sino igualdad, limpieza y transparencia en los procesos de contratación de personal por parte de la administración local.

La respuesta obtenida por nuestros últimos artículos nos hace ser optimistas y ambiciosos. En dos años volveremos a vernos ante las urnas y en El Agitador aspiramos a que la contratación de personal por parte de las administraciones locales sea un tema clave en el debate público. Es un hecho demostrable que ningún partido o agrupación local ha obtenido tantos votos como lectores nuestros artículos. Creemos que ello es indicativo de un cambio de mentalidad que aspiramos a convertir en un elemento decisivo para la determinación del voto en la próxima cita electoral. Es esta una oportunidad excelente para todas las fuerzas políticas caspolinas. Las que gobiernan están a tiempo de reconsiderar sus actos y pensarse muy bien si les sale a cuenta, de cara a repetir mandato, seguir por el camino que han emprendido. Las que están en la oposición tienen la ocasión de desmarcarse de esta tendencia y comprometerse en voz alta a no repetir viejos errores. Todas guardan cadáveres en el armario pero eso a nosotros nos da igual porque una de las características principales del pasado es que no puede cambiarse. Dejemos de juzgar a nuestros políticos por lo que fueron o hicieron y ciñámonos a lo que son capaces de aportar para la construcción de un futuro que hoy se antoja complicado. Dentro de dos años, los caspolinos deberán valorarles únicamente por su capacidad de construir. Y mal vamos a construir algo si el Ayuntamiento de Caspe no es el primero en dar ejemplo por su transparencia, equidad y buena gestión.

Desde El Agitador les animamos a seguir compartiendo su tiempo con nosotros y a participar en este y en otros debates que, inevitablemente, irán surgiendo. Volvemos al trabajo convencidos de que los próximos diez meses serán todavía más interesantes y divertidos. Tenemos un montón de cosas preparadas. Arrancamos. Ya.

El Agitador Bajoaragonés

074-60-253-0

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