Si ustedes han tenido a bien visitar alguna vez la pintura rupestre del Plano Pulido, vuelvan cualquier día y comprobarán el extraordinario celo con que nuestro amado organismo comarcal lo acaba de proteger: como decía el torero, en dos palabras im-presionante. Im-presionante el derroche de talento en el diseño de la estructura que cierra, protege y da esplendor al ciervo que algún antepasado artista plasmó en una oquedad del paleocanal. Im-presionante los dineros que se han gastado. Im-presionante el resultado de mimetizar las vallas en el paisaje. Im-presionante que la Dirección General de Patrimonio, que no permitió la colocación de una obra escultórica en los jardines de la fachada norte de la Colegiata,( obra pagada con la aportación popular que consiguieron varias asociaciones) con el peregrino criterio de que la escultura distraía la vista de la Colegiata, que tenía que resplandecer por si sola (la palmera a la que respetaron la vida, también distrae lo suyo, pero ahí sigue) no haya dicho nada, lo que quiere decir que le parece bien tamaño estafermo, catafalco, artefacto o como queramos llamar al vallado de una gran cantidad de metros cuadrados de monte para proteger algo que ya estaba suficientemente protegido. Debe ser una manera de justificar la prolongación del contrato de un/a arquitecto/a por la Comarca cuya función se antoja como mínimo excesiva para las magras competencias del citado Organismo: hay que hacer algo, aunque sea mal. Y no quiero decir con esto nada de la competencia profesional del arquitecto/a en cuestión, lo que quiero decir es que es un sueldo que nos podríamos ahorrar perfectamente porque no hay nada o casi nada en ese plano profesional que caiga en las competencias de la Comarca. Pasen y vean. Si antes tenías que ir con alguien que supiese donde está la pintura rupestre, porque cierto es que estaba resguardada y escondida, ahora desde muy lejos ya se divisa un recinto enorme, que algunos dicen que es para esconder osos, a otros les parece un corral de ganado de diseño moderno, y a otros nos parece, simplemente, una locura. Protegido es verdad que está, pero a costa de afear de tal manera el conjunto que dan ganas de darse la vuelta antes de llegar. Quizás esa sea la intención: cuanta menos gente vaya mejor. Menos impacto y desgaste para el ciervo que ha permanecido 4000 años escondido y que ahora luce entre hierros como un puente de Calatrava, con todo lo que eso conlleva.
Hablando de todo un poco, el Museo de la Pesca sigue cerrado, el Centro de Día sigue sin abrir, se ha cerrado recientemente el Centro de Interpretación de la Autonomía de Aragón, la Torre de Salamanca, bien gracias, y se suma el Convento de Santo Domingo al catálogo de edificios rehabilitados y cerrados (o no abiertos, que es un nuevo concepto que vamos a tener que adoptar). Como ven todo sigue casi igual. Seguro que se me olvida algo que esté por abrir al público, y eso que ya somos ciudad de gran afluencia turística, seguiremos informando…
Manuel Bordallo.
